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transferencia genética horizontal entre bacterias, con sus impor-
tantes implicaciones evolutivas, sentó las bases moleculares de la
herencia, y permitió la posterior elucidación de la estructura en
doble hélice del ADN, descrita por Watson y Crick en su seminal
artículo publicado en Nature en 1953 (Watson y Crick, 1953).
Esto marcó la verdadera entrada en la “Era de la Biología Mo-
lecular” y supuso un cambio drástico en el rumbo de la ciencia
y una transformación decisiva en el enfoque de la investigación
experimental, que afectó no sólo a la Microbiología sino a todas
las ciencias biológicas. La aportación de nuevos planteamientos y
metodologías de otras disciplinas como la Genética, la Bioquími-
ca y la propia Biología Molecular enriquecieron enormemente a la
Microbiología e intensificaron su carácter multidisciplinar, contri-
buyendo a su cada vez más rápida evolución en la segunda mitad
del siglo XX.
Es en ese momento cuando surge el concepto de “universalidad
molecular” que, al igual que las leyes básicas de las ciencias físicas,
suministra una base sólida para la predicción y simplificación en
el ámbito biológico (Sapag-Hagar, 2002). El descubrimiento de la
universalidad del código genético y de los mecanismos moleculares
de la herencia, revelaba una sorprendente unidad detrás de una
enorme biodiversidad, que ya había sido vislumbrada por Albert
J. Kluyver en el ámbito metabólico en 1926. Su frase «desde el ele-
fante hasta la bacteria del ácido butírico, ¡todo es lo mismo!» fue
retomada y ampliada posteriormente por Jaques Monod, galardo-
nado con el Premio Nobel de Medicina en 1965, en esta sentencia
«lo que es válido para la bacteria Escherichia coli, es válido para el
elefante», que refleja muy elocuentemente por qué muchos de los
enigmas desvelados en los estudios microbianos han sido cruciales
para comprender mejor el funcionamiento del resto de los seres vi-
vos, incluidos los humanos.
Otra de las grandes revoluciones científicas, que ha marcado el fi-
nal del siglo XX, ha sido la “Revolución Genómica”. La secuencia-
ción de genomas y el desarrollo de otras tecnologías de gran escala
(Transcriptómica, Proteómica, Fenómica, Metabolómica), junto al
avance extraordinario de la Bioinformática y la Biología Compu-
tacional, están siendo clave para abarcar el conocimiento de los
sistemas biológicos de una manera global e integrada. La máxima
aristotélica «El todo es más que la suma de sus partes» ilustra a
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