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IV. ESCHERICHIA COLI: EL MODELO BACTERIANO POR EX-
CELENCIA
La investigación biológica de la segunda mitad del siglo XX ha
estado íntimamente ligada a la bacteria Escherichia coli, uno de
los primeros organismos modelo y, sin duda, el principal caballo de
batalla de la Biología Molecular y del desarrollo de la Ingeniería
Genética. E. coli es un bacilo gramnegativo que solo mide alrede-
dor de una micra de longitud y es capaz de respirar o fermentar
dependiendo de la presencia o ausencia de oxígeno. Aunque empa-
rentada filogenéticamente con otras enterobacterias productoras
de enfermedades, como Salmonella typhi, Klebsiella pneumoniae o
Yersinia pestis, la mayoría de las cepas de E. coli son comensales
de la microbiota intestinal de mamíferos, siendo patógenas solo
aquellas que han adquirido determinados factores de virulencia en
su evolución.
La simplicidad, rápido crecimiento (se divide en menos de media
hora), cultivo fácil, económico y seguro en el laboratorio de las ce-
pas no virulentas de E. coli han sido rasgos clave para su elección
inicial como modelo. Los numerosos conocimientos y el verdadero
arsenal de herramientas genéticas y genómicas que se han ido ge-
nerando a lo largo de los años han retroalimentado este rol, con-
virtiendo a E. coli en uno de los organismos mejor conocidos y más
extensamente utilizado en Biología (Idalia y Bernardo, 2017).
Artífice del salto del laboratorio al Nobel
Un importante número de los hitos y momentos estelares del pro-
greso científico, muchos de ellos merecedores de Premio Nobel, se
han logrado gracias a la participación de esta bacteria (Cuadro I).
La naturaleza de la replicación del ADN se desveló gracias a la pu-
rificación de una ADN polimerasa de E. coli por Arthur Kornberg
(Lehman et al., 1958), lo que le valió el Nobel en 1959. Este premio
lo compartió con Severo Ochoa, por sus hallazgos sobre la síntesis
enzimática del RNA, si bien en este caso la enzima procedía de otra
bacteria, del género Azotobacter (Grunberg-Manago et al., 1955).
Ambos habían logrado la síntesis in vitro de los ácidos nucleicos, algo
extraordinario ya que permitía producir en el laboratorio tanto el
ADN como el ARN.
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