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Toda la información obtenida, tanto en ensayos individuales clási-
cos como con estas herramientas genómicas, está recogida en la Sa-
ccharomyces Genome Database (SGD) (Skrzypek et al., 2018). Una
valiosa fuente para obtener información específica sobre genes de
esta levadura que tienen ortólogos humanos. Tras la secuenciación
del genoma, se estimó que estos constituían un 31% de sus genes
(Botstein et al., 1997), si bien la base de datos de proteínas homó-
logas de eucariotas InParanoid, elaborada posteriormente, indica
incluso valores superiores al 40% (O’Brien et al., 2005). SGD re-
coge también todos los datos experimentales de complementación
funcional de mutantes de levadura por genes humanos existentes
en la literatura científica.
Aunque la homología estructural suele corresponderse con el des-
empeño de una misma función, sirviendo por ello para predecir
funciones entre las especies, esto no es una regla absoluta. Dos ge-
nes con el mismo origen pueden haber divergido funcionalmente
o, incluso manteniendo la misma función en dos organismos, es
posible que uno no sea capaz de reemplazar al otro, sobre todo en
organismos que se separaron evolutivamente hace mucho tiempo.
Para dimensionar cuál es la equivalencia funcional entre ortólo-
gos, en 2015 se realizó un análisis sistemático de expresión de 400
genes humanos, ortológos de genes esenciales de S. cerevisiae, en
las correspondientes cepas mutantes de levadura. La obtención de
una tasa de complementación del 47%, proporciona una idea de
la significativa capacidad de reemplazamiento funcional existente
entre estas dos especies tan alejadas evolutivamente (Kachroo et
al., 2015).
Volviendo a finales de los años 70, Gerald Fink, tras conseguir
introducir artificialmente ADN recombinante en levaduras por
vez primera, auguraba un gran futuro a S. cerevisae como “or-
ganismo experimental para la Biología Moderna”. Augurio que
refrendaba 25 años más tarde al considerarle “el organismo expe-
rimental para la Biología del siglo XXI” (Botstein y Fink, 2011).
Como había ocurrido unos años antes con E.coli, además de su
valor como modelo de referencia, sus excelentes propiedades ins-
trumentales la convirtieron en una excelente “herramienta”. En
los años 80, se utilizó para producir la primera vacuna recombi-
nante, formada por el principal antígeno de la superficie del vi-
rus de la Hepatitis B, y la primera proteína recombinante de uso
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