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Excmo. Sr. Presidente de la Real Academia Nacional de Farmacia
Autoridades
Excelentísimos señoras y señores académicos. Señoras y señores

Quiero comenzar expresando la alegría y la satisfacción que siento
por el encargo que me ha hecho la Real Academia Nacional de Far-
macia -un encargo que cumplo con sumo gusto- el de dar la bienve-
nida a una nueva académica en nombre de esta Real Corporación,
contestando al discurso de la Dra. María Molina Martín.
Muy grato es saludar a su familia presente entre nosotros, a su ma-
rido, el arquitecto y escultor Juan Ramón Martín, y a sus tres hijas
Natalia, Teresa y Verónica. Gracias por vuestra compañía.
Actos como el que celebramos hoy tienen mucho de fiesta, de sa-
tisfacción, porque nuestra tarea se verá sin duda enriquecida al
incorporar a otra persona más al grupo de nuestros pares. Por eso,
en las reales academias, fieles a tradiciones que mantenemos sobre
todo para mirar al futuro, sesiones como la de hoy implican ves-
tir de etiqueta. Enraizados en el pasado ilustrado que alumbró las
reales academias, aspiramos a proseguir esa tarea como los tiem-
pos demandan.
Hay muchas formas de ver la vida de las reales academias del Ins-
tituto de España. Para mí, constituyen un ámbito para el disfrute
intelectual que implica el conocer y debatir, con libertad y rigor,
sobre tantas cuestiones que están en el ámbito del conocimiento
más avanzado, en las fronteras del progreso de la investigación.
Nada debe distraer al mundo académico de la ambición intelectual
de entender la realidad, de interpretar el mundo, desde el campo
que a cada corporación le es propio, y todo ello al servicio de la
sociedad española y su progreso al que nos debemos.

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